Veintiocho jóvenes se bañan en la orilla,
Veintiocho muchachos y todos tan amigos,
Veintiocho años de vida femenina y toda tan solitaria.
Ella posee la hermosa casa al pie de la barranca,
y se esconde hermosa y ricamente vestida tras las celosías,
de la ventana.
¿A cuál de los jóvenes prefiere?
Ah, el más zafio de ellos es hermoso a sus ojos.
¿A dónde va, señora? Porque lo he visto,
chapotea allí en el agua aunque todavía esté clavada en su
cuarto.
Danzando y riendo por la playa llegó el bañista veinti-
nueve.
Los demás no la veían, pero ella los veía y les amaba.
Las barbas de los muchachos centelleaban del agua, que
cae desde sus largos cabellos,
pequeños riachuelos pasaban por todo su cuerpo.
Una mano invisible pasó también por sus cuerpos; descen-
dió temblorosa por sus sienes y sus torsos.
Los muchachos flotan de espaldas, sus vientres blancos se
comban al sol, no preguntan quién se apodera
rápidamente de ellos,
no saben quién jadea y se aparta como un arco suspenso y
cimbrante,
no saben a quién inundan de espuma.
Poéma extraido de "Canto a mi mismo" cap.XI
Walt Withman
http://www.whitmanarchive.org/published/index.html
Walt Whitman
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